miércoles, 21 de septiembre de 2011

Leyendas típicas de Colonia Victoria y relatos de vecinos











El pombero
El pombero es un hombre alto y delgado que viste con un sombrero de paja y lleva un bastón en la mano. Según los ancestros este bastón le brinda poderes mágicos. El pombero es un buen amigo de las noches, cualquier compromiso que se haga con él debe cumplirse, en el caso contrario se vuelve agresivo o raptor. Le gusta la miel silvestre, la caña y el tabaco. En los días de tormenta, su refugio es el horno de barro o debajo del piso. Además se cree que rapta a las muchachas embarazadas o las deja embarazada con tan solo tocar  con su dedo la panza de la víctima. Para hacer notar su presencia suele imitar a los pollitos, al caballo, gallina clueca. Su silbido es indicio esencial de su visita. Si silba despacio es porque está muy cerca y si silba fuerte es porque está muy distante. Muchas personas, sobre todo las que tienen chacra, le piden que cuide de  sus animales o cosechas, y para eso le dejan como recompensa un vaso de caña y tabaco, es un buen cuidador. Se piensa que al oír su silbido, automáticamente hay que hablarlo. Se recomienda no hablar de él por las noches porque hacerlo es una forma de enfadarlo y volverlo malo. Otros  afirman que anda por la tarde sobre todo al medio día, hora clave para  su siesta.
Fuente: Salvo, Rosita Escalada y Zamboni, Olga. 2005. "Mitos y Leyendas:un viaje por la región guaraní"UNAM. Pag. 107
Relatos de vecinos de colonia victoria:
mamá me pidió que cuidara la leña que se juntó, mientras ellas llevaban lo que ya habían apilonado. Recuerdo que yo tenía un machete en la mano, entonces comencé a caminar y cortar la maleza. Sin darme cuenta ya me había alejado bastante de donde estaba, cuando decido volver veo a lo lejos un hombre vestido de negro con un enorme sombrero que estaba sentado sobre la leña apilada. Cuando más me acerco su apariencia era más rara. De susto tiré el machete y comencé a correr y correr, hasta llegar a casa. Le comenté a mamá lo que me había pasado y desde esa vez jamás volvimos a ese lugar. El machete era ajeno, quedó allá, yo no pienso ir a buscarlo. Según mis padres eso era el “puro” o Pombero”
(Rolando Domínguez-Barrio Lujan)

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