viernes, 28 de octubre de 2011

Voy por Alfonsina....

La vida es un valor indiscutible,

un valor que se consigue de a dos, tres y más personas,

un valor que es convencional más que natural,

la vida se vive más con los vivos.



Si mi ausencia voluntaria no provocara pena,

si mi ausencia voluntaria de esta irónica vida

no provocara tristeza o melancolía,

hace tiempo que dejaría de existir.



Pienso en los que me rodean,

en los que me quieren y me aman,

pienso en ellos y gracias a ellos omito

 el llamado de Quiroga, de Pizarnik y de Alfonsina

que tenuemente me agitan sus blancas y frías manos.



 Si mi ausencia no provocara un fuerte ruido,

si mi ausencia no provocara llantos,

ya estaría caminando a la orilla del mar,

Si mi ausencia no provocara desilusión,

 ya estaría jugando a la ronda con los caballos de mar.



Si alguien pregunta por ella y por mí,

digan  que Alfonsina y yo jamás volverán…



Autor: Portillo, Gustavo










miércoles, 26 de octubre de 2011

Dedicado a Alfonsina Storni

¡Escúchame Alfonsina!

Escúchame Alfonsina ¿Por qué te has ido? ¿Por qué nos has dejado?

En este momento quisiera seguir  las huellas 

que has dejado sobre la arena, quisiera poder

estar contigo en las profundidades del mar,

descansando entre los bellos corales.



Quisiera que me saludara ese pez de oro que

te ha ido a recibir en aquella madrugada de luna llena,

quisiera compartir la misma cama azul contigo;

¿Tan fuerte ha sido el canto de las sirenas que te

has dejado llevar? ¡Cuéntame cómo es el verde mar!

Aquí estoy Alfonsina, quiero dormir y descansar

entre la hermosura de las perlas de mar.



Tu nodriza me cuida, me contiene.

Mis manos tiemblan por miedo de dejar mis últimas

palabras en una carta, y luego seguirte.

Te encontraré Alfonsina…te encontraré blanca y pura,

Allí hablaremos a solas y en las profundidades viviremos.



Muero de ganas por sentir las faldas del mar,

Muero de ganas por ver los peces danzar.



Autor: Portillo Gustavo


lunes, 24 de octubre de 2011

Autores Misioneros-Colonia Victoria

El sueño

La verdad me muero de sueños, esta luz tenue de la pieza me va trasladando a un lugar de ensueños.  Me veo corriendo por un campo enorme lleno de caballos volando, los árboles están boca abajo con las raíces tocando el cielo. Las palomas caminan por el césped, las serpientes crecen como frutas en los árboles. Lo más raro es que soy yo pero visto como mi padre y hablo con el tono de vos de  mi hermano mayor. Qué raro es todo aquí, grito tan fuerte y el vacío ni siquiera un maldito eco reproduce. ¿Dónde estoy?  ¿Vivo o sueño? ¿O sueño mientas vivo?  Me detengo en el centro del campo y subo al cielo para apreciarme, y logro ver que desde lo alto soy apenas un insignificante punto. De cansancio me siento sobre una blanda roca. De repente miro al norte y veo a una persona idéntica a mí. Más bien, soy yo. Ese yo se saluda con todo el mundo, se abraza, ese yo tiene un comportamiento libre al público y es accesible a todo el mundo. Lo más llamativo de ese yo, es que viste con un zapato negro, un pantalón bordó y una camisa blanca, y por estar vestido de tal forma lo llaman profesor. Qué interesante es ver mi otro yo ahí rodeado de personas de toda clase. A ese yo público, social todos lo quieren y lo llaman amigo, compañero, locutor, maestro.

Después de varios ratos, al sur, aparece otra persona también idéntica a mí. Lo que contrasta  con mi otro yo libre y público, es que este viste con una remera, un short verde y lleva puesto una ojota blanca. Errante va de un lado para el otro como si estuviera desorientado. Lo rodean varias personas que intentan ayudarlo, le brindan palabras de aliento, lo toman de la mano para orientarlo, pero él sin importarle absolutamente nada, sigue su infinito camino perdido y sólo. Pareciera ser que él mismo ignora parte de sí, pero eso que él ignora es lo  que los demás conocen de él. Todos tratan incentivarlo, de mostrarle un camino pero él omite toda ayuda. << ¡Qué interesante ese chico!>> me dije a mi mismo y volví la cabeza hacia otro punto cardinal.

A mi costado derecho, aparece otra persona. Esta vez todos lo miran con suma curiosidad, nadie se acerca a él, todos toman distancia. Una vez más aparece mi otro yo, pero esa vez distinto a los dos primeros. Atraviesa en silencio a la multitud, no saluda a nadie. En un abrir y cerrar de ojo, pude divisar cómo ese personaje, casi misterioso, comienza a montar una carpa entre la muchedumbre. Luego comienza a introducir en su “casa rodante” elementos muy extraños, que en este momento no logro recordar qué eran. Lo que si recuero fue, que entre sus pequeñas cosas, metió una hoja de carpeta, un lápiz y una goma, eso nada más. Una vez dentro de la cubierta, comenzó a escucharse llantos, risas, gritos de júbilo, silencio y ruido al mismo tiempo. La gente, expectante de lo que ocurre, comienza a asomarse cada vez más para tratar de saber qué ocurre allí dentro. La multitud adoptó otra actitud con el joven, de saber tanto sobre los otros (sobre mis otros yoes) pasaron a no saber nada de él. Ese no yo,  dejaba al descubierto un área oculta para los demás. Al rato se escuchó que mi otro yo comenzó a decir << ¡Aléjense de mi carpa, aquí hay cosas que sólo yo conozco y que  ustedes desconocen. No me pregunten a qué me refiero. Pero sí les aseguro que tengo miedo del exterior, si ustedes llegaran a saber mis sentimientos, mis percepciones y opiniones acerca del mundo y sobre lo que pienso sobre ustedes mismos, seguramente querrán atacarme, rechazarme o querrán ejercer sobre mí algún tipo de acción! ¡Aléjense por favor les pido, déjenme sólo!>> dijo y copó el lugar un espantoso silencio. <<Qué raro>> me dije asombrado por lo que escuché. Por un lado me pareció bueno que ese misterioso yo oculte lo que le pasa, pero por el otro ¿Cómo sabe él que los demás querrán lastimarlo a dañarlo? ¿Por qué no se deja ayudar por los demás? Bueno, no importa sólo yo entiendo estas locas preguntas.

Después de filosofar un poco, un caballo pasó nadando entre las nubes. Todo me pareció de otro mundo, como si estuviera soñando. En un momento me di un fuerte pinchazo pero no sentí nada, eso sí que  me asustó bastante. De pronto, a mi costado izquierdo, aparece otro muchacho, nuevamente igualito a mí. Como un verdadero atleta se aproxima corriendo hacia la multitud, levanta una piedra y saca una silla de ruedas en el cual se sienta y prefiere permanecer para siempre. << ¡Sos loco vos, cómo vas a preferir estar en una silla de ruedas sabiendo que tenés unos hermosos pies, sé consiente de eso, tarado! >> Le dijo una de las personas, pero él giró la mirada hacia otro lugar. Entre la gente sale una persona adulta, lo mira fijamente cómo si lo conociera de alguna parte. Verdaderamente es raro ese “tarado” tiene un rostro de niño cubierto de una larga barba, musculosos brazos sujetos de un cuerpo de adolescente y lleva puesto unos escarpines azules. << ¡Afirmo, es un tarado! >> dije en voz alta. Mi otro yo cuando me escuchó  decir eso, se largo a llorar fuertemente. Sin importarme un carajo y cansado de estar sentado mirando tantas tonterías decidí levantarme y volver a casa. << Qué raro ese joven, deja ver un área que ni él lo hubo explorado, su actitud manifiesta tiempos de su infancia y ni hablar de su fisonomía>> me dije a mi mismo riéndome de aquella ridícula situación.

Caminé aproximadamente dos horas hasta llegar a mi casa, pero antes de arribar el suelo comenzó a temblar haciéndome mover de un lado a otro, intenté correr y me comí un porrazo contra el suelo. De dolor comencé a llorar, busqué la llave de luz en toda mi pieza y por fin lo halle cerca del ropero, lo encendí y al darme cuenta me reí de mí mismo, porque todo fue un maldito sueño. El golpe en mi cabeza fue por haberme caído de la cama y no por huir del terremoto o qué se yo lo que fue  ese temblor.

Fin

Autor: PORTILLO GUSTAVO DARÍO

El cuento tiene como base la Ventana de Johari. La misma trata de explicar cómo deben procurar tolerarse mutuamente las diferencias en las distintas áreas de nuestra personalidad, con el fin de mejorar las relaciones interpersonales, a través del conocimiento de uno mismo y de los demás.


sábado, 8 de octubre de 2011

Cuentos

El suicidio

En una noche de sofocante calor, cerca de las veinte horas, él se encuentra  sentado en su silla de ruedas revisando papeles antiguos. Como es costumbre tiene puesto una camisa arrugada, un jeans despintado sin cierre en la bragueta, una alpargata sucia y un gorro harapiento. Más que un intendente parece un barredor de calle.  Su despacho de trabajo, un sitio colmado con cuadros de todos los gobernadores; papeles desparramados por el piso; el foco lleno de mugre  da una luz tenue y amarillenta. Más que una municipalidad parece un nido de ratas. En ese ambiente espantoso, se desploma sobre su escritorio  y se larga a lloran intensamente como a un niño. De pronto, levanta la mirada y observa fijamente la foto del gobernador Federico Ramón Puerta. <<! Maldito imbécil ¡ >> dijo muy enojado. Por varios minutos reniega y mira una sola cosa, el cuadro.

Después de unos minutos, alguien golpea la puerta. Muerto de susto no atiende. El miedo lo paralizó por completo y pensó que quizás, algún militante de Sergio, viene  a matarlo. Su cuerpo comenzó a temblar y el silencio dejó escuchar el ruido de su corazón. Se acerca a la puerta y lo asegura con llave, fue hasta la ventana, corrió un poco la cortina y observó que una gran multitud se aproxima a la plaza central. <<! Espero no morir quemado en la hoguera!>> se dijo y volvió hasta su escritorio. << ¡Que se vaya! ¡Que se vaya! ¡Que se vaya!>> grita la gente. En eso, una piedra arrojada violentamente rompe el vidrio de la ventana. <<! Salí a dar la cara corrupto de mierda, ocho años te aguantamos, confiamos en vos traidor!>> se escuchó decir desde afuera.

Impotente ante lo que ocurre, se esconde debajo de una mesa. Mientras que afuera tambores, silbatos, matracas, bocinazos, gritos copa la plaza. Se escucha un disparo y todo queda en silencio. Un militante de Zarza, corajudo, enfrenta a la muchedumbre pero termina muerto. Mientras tanto el intendente sigue escondido como un verdadero criminal. En el fondo del corazón, Zarza siente aproximarse el final de su mandato como representante del pueblo. << ¡Por qué prometiste cosas que no ibas a cumplir!>> se escuchó decir a un hombre. << ¡Se va a contar la última mesa! ¡Se va a contar la última mesa! ¡Vamos frente a la escuela!>>  se escuchó decir a otra persona. Después de esto, la plaza se convierte en un verdadero paramo. Zarza intenta escapar pero se da cuenta que hacerlo sería como cavar su propia tumba.

Ansioso en saber lo que trama la gente, decide esperar, y observa las porquerías que tiene sobre la mesa, entre ellos, un voto que dice “Menem Presidente, Puerta Gobernador y Zarza Intendente” << ¡Maldita basura! >> dijo refiriéndose a su propio voto << ¡Quién me va a votar a mí! >> agregó. Al rato siente una espantosa sensación y en eso una ruidosa caravana colma las calles del municipio acompañado por gritos de júbilo y de victoria. << ¡Se siente, se siente Sergio Intendente! ¡Se siente, se siente Sergio intendente! >> canta  la multitud. Zarza sabiendo que ya nada puede hacer, corre el libro de juramento y extrae de su escritorio un arma. Se aproxima una vez más a la ventana, vuelve a correr la cortina, observa detalladamente lo que acontece afuera. Se para bruscamente pero su discapacidad lo tira al suelo. Hace un gran esfuerzo para reincorporarse, solo logra levantar su cabeza y ve a varios chicos felices y contentos por el triunfo de Sergio. Tras ese hecho, humillante para él, carga el arma, apunta su frente y deja escapar el tiro…FIN

miércoles, 5 de octubre de 2011

Cuento de autores de Victoria

24 de Marzo de 1976. Días antes de la pena de muerte

He aquí la historia que les quiero contar:

Me levanté mirando la torrencial lluvia que caía en mi ventana, los fuertes truenos interrumpieron mi dulce sueño. Encendí el velador que se encontraba a mi espalda, miré a mi costado y ella dormía tan angelicalmente. Me quedé tranquilo al verla descansar. Mi sombra se  reflejaba enormemente sobre la pared. Me dio un poco de impresión ese hecho casi extraño para mí   y más aún con los relámpagos afuera. Corrí un poco más atrás el velador y así reduje el tamaño de la sombra. Viendo que todo estaba en calma me volví a acostar. Intenté apagar la luz pero la llave se trabó <<no importa, dormiremos con la luz encendida>> me dije.

Cerca de las dos de la mañana, un rayó cayo muy cerca de la ventana haciéndome levantar bruscamente de la cama. Lo sorprendente fue que a pesar del fuerte impacto, ella seguía durmiendo. La moví un poco y ella se desperezó, indicio que estaba profundamente dormida. <<! Maldito tiempo ¡ >> dije muy enojado. Miré hacia afuera y vi un cuervo posado sobre la cornisa de la ventana. <<pobre ave, seguro tiene miedo de los relámpagos>> volví a decir.

Cuando me acuesto nuevamente, una fría sensación sentí a mis espaldas, de reojo algo extraño alcancé a ver. Me quedé por unos instantes atónito, congelado y mis ojos mirando la imagen de Cristo. En un minuto recé casi veinte padre nuestro y diez ave María. <<! Dios mío dime que no es verdad lo que vi ¡>> dije dirigiéndome a la imagen de Jesús. Ella, sonámbula me abrasa y me da mimos, a pesar de todo no voltee la cabeza. En un momento pensé que mejor sería  no mirar e insinuar  estar dormido. Pero también estaba la posibilidad que aquello me matara por la espalda. Tomé  coraje y cuando decidí levantarme, el cuervo se posó sobre la imagen de Jesús volcándolo al suelo. Ya nada había por hacer, me senté en la cama sin despertarla, y de una vez por todas miré a la pared. He visto a mi sombra inmóvil y sin seguir mis movimientos, totalmente independiente. Salí corriendo de la habitación.

Cuando volví del baño, la sombra comenzó a caminar por toda la casa, se posó en la ventana y divisaba los rayos seguidos por un fuerte trueno. Verdaderamente no supe qué hacer. Mi sombra se sentó en el sofá y me clava la mirada. Luego se levantó y se colocó cerca de ella observándola desde la punta de los pies hasta la punta de los cabellos. <<! No la lastimes, tú eres mi sombra y debes obedecerme ¡>> le dije muy desafiante. La sombra me miró sin hacer caso. De pronto mete la mano por debajo del camisón de ella, acariciándola lentamente. Al ver tan extraños suceso, tomé el palo de escoba y lancé un fuerte golpe a la sombra pero no logré lastimarlo. De pronto una fuerza extraña me hizo sentar bruscamente en la silla, mi cuerpo quedó completamente paralizado y sólo pude mirar y escuchar. La sombra comenzó a desprender los botones del camisón de mi compañera, dejando sus senos al descubierto,  mientras lo miraba fijamente, casi deseándolo. De pronto la sombra desapareció por completo. Un silencio sepulcral corrió por toda la habitación. Luego el extraño cuervo irrumpe el silencio con un canto fúnebre acompañado por la lluvia y el trueno. Después de varios minutos, el fenómeno regresa y está vez trayendo un cuchillo entre sus garras. Nuevamente comenzó a tocarla pero esta vez sediento de muerte y lujuria. <<! La va a matar ¡>> me dije en mis adentros. Y así fue, la sombra la tomó de cuello y pasó su cuchillo por su garganta. Ella ni siquiera hizo un movimiento de dolor, murió al instante. Mi sombra volvió a posarse sobre la ventana, tras escuchar los bocinazos del auto, caminó unos pasos hasta la pared y volvió a su estado natural, tal cual como apareció cuando encendí por vez primera el velador en esa noche de tormenta. No recuerdo quién me desató, ni quién corrió a socorrerme. Lo último que hallé en mi habitación fue una lista de personas y entre la cantidad estaba el nombre de ella, Marta Sagadin. Aquí les dejo el texto encontrado:

[1]“Hallar las siguientes personas:

MARTA SAGADIN: miembro de la Suprema corte de Justicia.

JORGE SAGAUTE HERRERA: miembro de los luchadores por la paz.



Ahora detrás de estas cortinas de acero y en espera de mi pena de muerte, intento recordar una y otra vez  pero nada me viene a la mente, sólo evoco ese macabro hecho causado por mi sombra.

Miércoles 24 de marzo de 1976. Penitenciaría de Eldorado

-¡Atención, todos arriba! ¡Tú asesino de mujeres, llegó tu hora, tendrás que pagar con tu propia vida semejante hecho que has cometido!

FIN

Autor: Portillo Gustavo Darío



[1] Los nombres que se detallan son de personas que verdaderamente desaparecieron durante el proceso.
8389> MARTA SAGADIN
Desaparecida sin indicación de fecha, No.CONADEP:7984
Secuestrada sin indicación de lugar
No hay testimonio de su paso por un C.C.D.

<8390> JORGE SAGAUTE HERRERA
51 años. Casado. Chileno.
Desaparecido el:6/4/77, No.CONADEP:7986, Decl.No:3642
Fue secuestrado de su domicilio en CAPITAL C.Post:1406
No hay testimonio de su paso por un C.C.D.


domingo, 2 de octubre de 2011

Autor de Colonia Victoria

Perdido me encuentro entre la oscuridad y el vacío
no puedo comprender a esta irónica vida,
siento como si el tiempo se detuviera,
no veo fluir el río, todo se detuvo.
Soy un gajo seco que una vez formó
parte de la verde vida.

Me siento ave y fiera al mismo tiempo,
correr por la oscura selva quiero.
Me siento un vivo encerrado
en un cuerpo muerto, la dura vida quiere dañarme.

Perdido estoy, con los días
la escuela de la vida me va enseñando
sus largas páginas.

Mi mente está en blanco,
pensar en nada, es lo único que hago.
Mi corazón y mi alma conversan en lenguas distintas,
la esperanza y la valentía van por caminos diferentes.

No entiendo por qué para unos soy un ángel,
y para otros un Lúcifer, un perverso estúpido.
Nada más comprendo desde hoy,
aquí sentado esperaré al tiempo
Para que me diga qué hacer….

Basta de gastar letras y palabras, ya nadie quiere
leer mis tontos versos…

                               G.D.P

Nuevo cuento

El Rapto

Sentado en mi sofá con el televisor encendido, no se lo que miro ni lo que hago pero estoy sentado mirando no se qué. Lo único que me llama la atención es el espejo que está sobre la mesita de luz. Éste se encuentra rodeado por unos libros de Borges y de Cortázar, grandes obras maestras que te encierran en un laberinto sin salidas. Pero de los libros no quiero hablar, sino más bien del espejo. No sé qué es pero algo en él me llama la atención. En un momento creí que estaba a punto de quedar loco pero no hice caso. Para distraerme comencé a buscar alguna película para ver, como no encontré nada entretenido en la tv, fui hasta la cocina, abrí la heladera y tomé un vaso de agua. Me dirijo al baño, me mojo la cara y cuando miro al espejo siento una rara sensación, pareciera ser que el espejo me estaba como avisando algo. Un viento frío se desliza por mis pies provocándome miedo. Inmediatamente voy a mi pieza y me acuesto en la cama. Una rara sensación corría por mis venas. Pareciera ser que todos los espejos de mi casa estuvieran vivos, te clavaban la mirada a los ojos. <<! Maldito espejo ¡>> a mi mismo. En un momento sentí ganas de no estar más en mi habitación. Nuevamente fui al baño para lavarme la cara, dejé correr la canilla para que juntara suficiente agua y así sumergir mi rostro y despertarme de una vez por todas de esta rara sensación.

Luego de varios minutos todo el lugar estaba cubierto de agua. No recuerdo exactamente lo que pasó, lo último que me vino en mente fue haberme mirado al espejo y ahí me quedé, cuando reacciono, el agua ya había rebozado la pileta. Fue el espejo el que me llevó por unos instantes, me raptó por varios minutos trasladándome muy lejos, a un lugar infinito. Apagué la canilla y comencé a secar el baño y parte de mi pieza porque en verdad se formó un gran arroyo dentro de mi casa. Miles de veces intenté entender lo que había pasado. Después del arduo trabajo, fui nuevamente al sofá para ver algún programa de televisión. En el canal Encuentro estaba por pasar un especial sobre la fabricación de espejos. <<otra vez el espejo>> me dije. Esta vez tuve la certeza que algo iba a ocurrir, bruscamente vuelvo la cabeza y miro hacia la mesa de luz,  veo el espejo caído y unos de los libros abierto. Me precipito a ver qué pasó. El espejo estaba roto y el libro de Borges abierto. En un momento no entendí nada, miré la página del libro abierto  y el mismo correspondía al cuento “El otro” del escritor argentino. Automáticamente asocié el título del cuento con algún otro que en verdad estaba en mi casa y yo no me estaba dando cuenta. Busqué en cada esquina a ese otro, pero nada hallé, ni siquiera para almenos echar culpas de lo sucedido.  

El miedo y los nervios se apoderaron de mí. Comencé a correr de un lugar a otro pero no encontraba salida para este espantoso momento. De pronto todo oscureció, en el sitio donde me encontraba no tenía dimensiones, era como estar cayendo en un horrible hoyo oscuro e infinito. Me quedé quieto para esperar que regresara la luz nuevamente. De pronto oí pasos y me tranquilicé, porque era mi hermano quien venía a ayudarme. De golpe se hizo la luz. Únicamente podía ver el rostro de él, lo llamé por su nombre pero no me escuchó. Intenté pasarle mi mano pero una pared de plata me detuvo, lo tenía ahí cara a cara. Comencé a golpear el bañado de plata, grité lo más fuerte que pude pero no pudo oírme. Una tristeza corrió por mis venas y la impotencia se apoderó de mí. Después de vanos intentos, nuevamente gobernó la oscuridad, otra vez me sentí sumergido en un infinito oscuro e inacabable. Nuevos pasos como si alguien se estuviera acercando. De nuevo se hizo la luz y apareció mi primo. Inmediatamente comencé a gritar para que me oyera. La pared que nos dividía comenzó a empañarse. En un momento mi primo acercó su mano al espejo, creí que iba a ayudarme, pero no fue así. Él únicamente comenzó a secar el cristal, intenté tocarlo pero la misma pared impidió el contacto. Mi vista quedó clara nuevamente, pero él ya no estaba presente. Como había dejado la luz del baño encendida, aposté a que volvería. De pronto la puerta se abre y una mano aprieta la llave de luz dejándome nuevamente en tinieblas. Y aquí estoy del otro lado suplicando  ayuda, pero todo es en vano porque el espejo otra vez  me ha raptado y esta vez para siempre.



Autor:

Portillo Gustavo Darío


Los progresos de Colonia Victoria

En un primer momento el municipio de Colonia Victoria contaba con un Destacamento policial. El servicio del mismo no era muy frecuente debido al traslado contínuo de los personales policiales. La gran mayoría de los trámites se debían realizar en la ciudad de Eldorado.  

Después de varios tiempos el sueño de una Comisaría se hizo posible. El mismo cuenta con la presencia constante de los personales, móviles propios, recorridos nocturnos, mayor control y seguridad.
Colonia Victoria se lo merece. Dentro de la provincia de Misiones, Victoria tiene tantas riquezas que dar a conocer, y la unica forma es sacar a la luz lo bello que tenemos.