viernes, 6 de diciembre de 2013

LA VÍA

“Escucho a las rutas llamarme.
Son voces graves que me invitan a rodar.
Dicen extrañar mi errante andar.
Pedal a fondo, tierra adentro”

Ricardo Iorio- Almafuerte

A veces nos planteamos objetivos que son casi inalcanzables, más de una vez hemos perdido las esperanzas de alcanzar algo que tanto añorábamos, o quizás nos han hecho sentir que todo es imposible. Lo más correcto que podemos hacer es estar bien seguro de lo que queremos, saber hacia dónde vamos y proponernos metas que sirvan como trampolín para llegar a aquello que tanto anhelamos.
Cierra los ojos y evoca una vía de tren. El mismo está compuesto por rieles y traviesas (cada maderita). Así como la vía debe ser tu sueño.
Ahora concéntrate únicamente en cada “maderita” de la vía, imagina que cada una de ellas representa una meta de la vida. Estas traviesas, que alineadas entre sí, permiten que los rieles se mantengan firmes y fuertes para  que  el tren llegue a su objetivo (estación).
Así como esta vía de tren debe ser la vida, tus sueños o pensamientos. Si lo que deseas ahora está lejos no temas, esfuérzate en colocar en tu camino traviesas o más bien plantéate metas, no pienses cuántos serán sino más bien que tu ansiedad sea  llegar. Una vez que llegues a tu objetivo vuelve la cabeza para ver detrás todo un recorrido, un trayecto y tantas traviesas puestas. Reflexiona para darte cuenta que todo valió la pena que nada fue en vano.
La vida es ruta, caminos de cualquier tipo con paradas inciertas y habitadas, con experiencias maravillosas y penosas, pero no detengas la marcha, pisa el acelerador, carga combustible y a la ruta nuevamente que nada ni nadie detenga tu camino. Escucha lo consejos de las estrellas y del sol pero no te detengas.
“Revisa todo, en tu interior, para salir en la mañana detrás del sol,
y al ver que en la ruta hierve la sangre de tu pasión,
busca el secreto que trae el viento búscalo...”
Gustavo Nápoli-La Renga

Opus Dei 

martes, 23 de abril de 2013


EL LLANTO
Aquella noche de luna llena viví algo extraño, escuché el llanto de un niño en plena madrugada y el mismo provenía del bananal que se encontraba detrás de casa.
En un primer momento no me llamó la atención porque creí que aquel  llanto era la de mi prima jazmín que hace días había venido al mundo. Como teníamos la letrina detrás de la casa, en un primer momento creí que mi tía Carmen había ido a cagar y llevó a su hija, así que no hice caso. Giré la antena para poder ver una película, eché un meo bastante largo porque la mandarina mariscal me apuró todo. Luego me senté en el corredor para escuchar como lloraba mi primita recién nacida <<qué loca mi tía para llevar a la beba al baño, encima con esta oscuridad>> me dije a mi mismo y seguí escuchando atentamente. Luego entré para seguir viendo Invasión de extraterrestre en canal ATC. De pronto la señal televisiva se vuelve a perder <<¡la puta antena de mierda!>> dije muy enojado porque ya me tenía cansado girar el aparato podrido ese, me sentía como en la era primitiva con ese artefacto. Cuando salí para volver a girarlo, escuché que mi prima volvió a llorar y esta vez más fuerte. Pobre bebé pareciera ser que en plena oscuridad había un bebé abandonado y que se lamentaba. El tiempo estaba medio raro, de lejos relampagueaba pero de pronto un trueno me obligó a apagar la tele. Para completar comenzó a llover a cántaros <¡no puede ser…lluvia ahora!>> dije pichado.
Después de varios minutos y cansado de estar encerrado (sin televisión)  salí nuevamente en el corredor y comencé a contemplar el relámpago y la lluvia. En eso volví a escuchar el llanto de un bebé (la de mi prima) <<¡la pucha la tía…tiene diarrea mbae…¡>> dije asombrado. Me agarró miedo, no lo dudo entonces fui hasta la pieza de mi mamá y le comenté lo que estaba pasando. <<acostate gurí eso no es cosa linda…>> me dijo mamá muy misteriosa. La verdad me dio miedo y me acosté a dormir.
Al día siguiente, muy temprano fui hasta la casa de tía para sacarme las dudas. Pero antes de llegar tía me preguntó << ¿qué pasó con Alexis que lloraba anoche en el baño?>> al escuchar semejante pregunta me  quedé atónito, frío y una piel de gallina me subió por todo el cuerpo. <<no tía…ustedes qué hacían en plena tormenta con el bebé en el baño>> le dije confundido. <<disculpas pero nosotros no sentimos nada la tormenta y mucho menos la lluvia…apenas cayó una gota y nos dormimos…no nos levantamos hasta hoy>> me dijo la tía muy segura. La verdad me quedé sin palabras y petrificado. Ese tétrico llanto no pertenecía ni al de mi prima y mucho menos al de mi hermanito.
Desde aquella vez entré en la duda absoluta y no encontré respuestas a tantos interrogantes. Miles de cosas pasaron por mi cabeza, tal punto que creí que en el terreno de mi abuela había muerto un niño y su alma es el que anda penando por no tener un descanso en paz. La verdad ya no se qué pensar, pero ese llanto aún resuena en mi cabeza. 
                                                                                                                                      Fin 
Autor: Opusdei