miércoles, 5 de octubre de 2011

Cuento de autores de Victoria

24 de Marzo de 1976. Días antes de la pena de muerte

He aquí la historia que les quiero contar:

Me levanté mirando la torrencial lluvia que caía en mi ventana, los fuertes truenos interrumpieron mi dulce sueño. Encendí el velador que se encontraba a mi espalda, miré a mi costado y ella dormía tan angelicalmente. Me quedé tranquilo al verla descansar. Mi sombra se  reflejaba enormemente sobre la pared. Me dio un poco de impresión ese hecho casi extraño para mí   y más aún con los relámpagos afuera. Corrí un poco más atrás el velador y así reduje el tamaño de la sombra. Viendo que todo estaba en calma me volví a acostar. Intenté apagar la luz pero la llave se trabó <<no importa, dormiremos con la luz encendida>> me dije.

Cerca de las dos de la mañana, un rayó cayo muy cerca de la ventana haciéndome levantar bruscamente de la cama. Lo sorprendente fue que a pesar del fuerte impacto, ella seguía durmiendo. La moví un poco y ella se desperezó, indicio que estaba profundamente dormida. <<! Maldito tiempo ¡ >> dije muy enojado. Miré hacia afuera y vi un cuervo posado sobre la cornisa de la ventana. <<pobre ave, seguro tiene miedo de los relámpagos>> volví a decir.

Cuando me acuesto nuevamente, una fría sensación sentí a mis espaldas, de reojo algo extraño alcancé a ver. Me quedé por unos instantes atónito, congelado y mis ojos mirando la imagen de Cristo. En un minuto recé casi veinte padre nuestro y diez ave María. <<! Dios mío dime que no es verdad lo que vi ¡>> dije dirigiéndome a la imagen de Jesús. Ella, sonámbula me abrasa y me da mimos, a pesar de todo no voltee la cabeza. En un momento pensé que mejor sería  no mirar e insinuar  estar dormido. Pero también estaba la posibilidad que aquello me matara por la espalda. Tomé  coraje y cuando decidí levantarme, el cuervo se posó sobre la imagen de Jesús volcándolo al suelo. Ya nada había por hacer, me senté en la cama sin despertarla, y de una vez por todas miré a la pared. He visto a mi sombra inmóvil y sin seguir mis movimientos, totalmente independiente. Salí corriendo de la habitación.

Cuando volví del baño, la sombra comenzó a caminar por toda la casa, se posó en la ventana y divisaba los rayos seguidos por un fuerte trueno. Verdaderamente no supe qué hacer. Mi sombra se sentó en el sofá y me clava la mirada. Luego se levantó y se colocó cerca de ella observándola desde la punta de los pies hasta la punta de los cabellos. <<! No la lastimes, tú eres mi sombra y debes obedecerme ¡>> le dije muy desafiante. La sombra me miró sin hacer caso. De pronto mete la mano por debajo del camisón de ella, acariciándola lentamente. Al ver tan extraños suceso, tomé el palo de escoba y lancé un fuerte golpe a la sombra pero no logré lastimarlo. De pronto una fuerza extraña me hizo sentar bruscamente en la silla, mi cuerpo quedó completamente paralizado y sólo pude mirar y escuchar. La sombra comenzó a desprender los botones del camisón de mi compañera, dejando sus senos al descubierto,  mientras lo miraba fijamente, casi deseándolo. De pronto la sombra desapareció por completo. Un silencio sepulcral corrió por toda la habitación. Luego el extraño cuervo irrumpe el silencio con un canto fúnebre acompañado por la lluvia y el trueno. Después de varios minutos, el fenómeno regresa y está vez trayendo un cuchillo entre sus garras. Nuevamente comenzó a tocarla pero esta vez sediento de muerte y lujuria. <<! La va a matar ¡>> me dije en mis adentros. Y así fue, la sombra la tomó de cuello y pasó su cuchillo por su garganta. Ella ni siquiera hizo un movimiento de dolor, murió al instante. Mi sombra volvió a posarse sobre la ventana, tras escuchar los bocinazos del auto, caminó unos pasos hasta la pared y volvió a su estado natural, tal cual como apareció cuando encendí por vez primera el velador en esa noche de tormenta. No recuerdo quién me desató, ni quién corrió a socorrerme. Lo último que hallé en mi habitación fue una lista de personas y entre la cantidad estaba el nombre de ella, Marta Sagadin. Aquí les dejo el texto encontrado:

[1]“Hallar las siguientes personas:

MARTA SAGADIN: miembro de la Suprema corte de Justicia.

JORGE SAGAUTE HERRERA: miembro de los luchadores por la paz.



Ahora detrás de estas cortinas de acero y en espera de mi pena de muerte, intento recordar una y otra vez  pero nada me viene a la mente, sólo evoco ese macabro hecho causado por mi sombra.

Miércoles 24 de marzo de 1976. Penitenciaría de Eldorado

-¡Atención, todos arriba! ¡Tú asesino de mujeres, llegó tu hora, tendrás que pagar con tu propia vida semejante hecho que has cometido!

FIN

Autor: Portillo Gustavo Darío



[1] Los nombres que se detallan son de personas que verdaderamente desaparecieron durante el proceso.
8389> MARTA SAGADIN
Desaparecida sin indicación de fecha, No.CONADEP:7984
Secuestrada sin indicación de lugar
No hay testimonio de su paso por un C.C.D.

<8390> JORGE SAGAUTE HERRERA
51 años. Casado. Chileno.
Desaparecido el:6/4/77, No.CONADEP:7986, Decl.No:3642
Fue secuestrado de su domicilio en CAPITAL C.Post:1406
No hay testimonio de su paso por un C.C.D.


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