sábado, 8 de octubre de 2011

Cuentos

El suicidio

En una noche de sofocante calor, cerca de las veinte horas, él se encuentra  sentado en su silla de ruedas revisando papeles antiguos. Como es costumbre tiene puesto una camisa arrugada, un jeans despintado sin cierre en la bragueta, una alpargata sucia y un gorro harapiento. Más que un intendente parece un barredor de calle.  Su despacho de trabajo, un sitio colmado con cuadros de todos los gobernadores; papeles desparramados por el piso; el foco lleno de mugre  da una luz tenue y amarillenta. Más que una municipalidad parece un nido de ratas. En ese ambiente espantoso, se desploma sobre su escritorio  y se larga a lloran intensamente como a un niño. De pronto, levanta la mirada y observa fijamente la foto del gobernador Federico Ramón Puerta. <<! Maldito imbécil ¡ >> dijo muy enojado. Por varios minutos reniega y mira una sola cosa, el cuadro.

Después de unos minutos, alguien golpea la puerta. Muerto de susto no atiende. El miedo lo paralizó por completo y pensó que quizás, algún militante de Sergio, viene  a matarlo. Su cuerpo comenzó a temblar y el silencio dejó escuchar el ruido de su corazón. Se acerca a la puerta y lo asegura con llave, fue hasta la ventana, corrió un poco la cortina y observó que una gran multitud se aproxima a la plaza central. <<! Espero no morir quemado en la hoguera!>> se dijo y volvió hasta su escritorio. << ¡Que se vaya! ¡Que se vaya! ¡Que se vaya!>> grita la gente. En eso, una piedra arrojada violentamente rompe el vidrio de la ventana. <<! Salí a dar la cara corrupto de mierda, ocho años te aguantamos, confiamos en vos traidor!>> se escuchó decir desde afuera.

Impotente ante lo que ocurre, se esconde debajo de una mesa. Mientras que afuera tambores, silbatos, matracas, bocinazos, gritos copa la plaza. Se escucha un disparo y todo queda en silencio. Un militante de Zarza, corajudo, enfrenta a la muchedumbre pero termina muerto. Mientras tanto el intendente sigue escondido como un verdadero criminal. En el fondo del corazón, Zarza siente aproximarse el final de su mandato como representante del pueblo. << ¡Por qué prometiste cosas que no ibas a cumplir!>> se escuchó decir a un hombre. << ¡Se va a contar la última mesa! ¡Se va a contar la última mesa! ¡Vamos frente a la escuela!>>  se escuchó decir a otra persona. Después de esto, la plaza se convierte en un verdadero paramo. Zarza intenta escapar pero se da cuenta que hacerlo sería como cavar su propia tumba.

Ansioso en saber lo que trama la gente, decide esperar, y observa las porquerías que tiene sobre la mesa, entre ellos, un voto que dice “Menem Presidente, Puerta Gobernador y Zarza Intendente” << ¡Maldita basura! >> dijo refiriéndose a su propio voto << ¡Quién me va a votar a mí! >> agregó. Al rato siente una espantosa sensación y en eso una ruidosa caravana colma las calles del municipio acompañado por gritos de júbilo y de victoria. << ¡Se siente, se siente Sergio Intendente! ¡Se siente, se siente Sergio intendente! >> canta  la multitud. Zarza sabiendo que ya nada puede hacer, corre el libro de juramento y extrae de su escritorio un arma. Se aproxima una vez más a la ventana, vuelve a correr la cortina, observa detalladamente lo que acontece afuera. Se para bruscamente pero su discapacidad lo tira al suelo. Hace un gran esfuerzo para reincorporarse, solo logra levantar su cabeza y ve a varios chicos felices y contentos por el triunfo de Sergio. Tras ese hecho, humillante para él, carga el arma, apunta su frente y deja escapar el tiro…FIN

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